Chapultepec, en la ciudad de México, es un inmenso bosque cuyo nombre significa “Cerro del Chapulín”, por la silueta del cerro, con dos mesetas que semejan un chapulín– tiene tres secciones, planeadas en diferentes épocas; actualmente es el bosque urbano más grande de América Latina (686.01 ha), es un sitio en el que se refleja nuestra historia y un centro cultural de convivencia y diversión.
Además de ser una importante reserva natural de la ciudad, alberga nueve museos, parques de diversiones, bellos paseos y esculturas conmemorativas, así como lagos y fuentes.
Piezas de cerámica y entierros del periodo Preclásico son testimonios que nos hablan de su origen. En el Clásico fue ocupado por teotihuacanos y luego, en el Posclásico, por toltecas. A la llegada de los mexicas era territorio de los tepanecas de Azcapotzalco.
En 1325, después de fundada México-Tenochtitlan, los mexicas consideraron a Chapultepec como lugar sagrado y sitio estratégico, por los manantiales que guardaba en sus entrañas y que surtieron de agua a la gran Tenochtitlan. En 1428, Netzahualcóyotl, rey de Texcoco, construyó una mansión y enriqueció la flora y la fauna del bosque. En 1465, Moctezuma Ilhuicamina mandó labrar su retrato en la roca, al pie del cerro, y construyó el acueducto de la Tlaxpana, de tres kilómetros de longitud.
En 1507 Moctezuma Xocoyotzin edificó estanques para la cría de peces exóticos y para el almacenamiento de agua, y ordenó sembrar árboles y plantas traídos de diversos lugares de su vasto imperio. Finalmente, en 1521, Cuauhtémoc defendió Chapultepec ante el embate de los españoles.
Hernán Cortés se apropió de Chapultepec y otorgó la parte norte al capitán Julián Jaramillo, más tarde esposo de la Malinche. Sin embargo, en 1530 Carlos V dictó una real cédula en la que decretaba que el bosque de Chapultepec era propiedad de la ciudad de México. Hacia 1771 se hizo necesaria la construcción de otro acueducto, el de Chapultepec, para conducir el agua hasta la fuente conocida como Salto del Agua, a través de 904 arcos y una longitud de 3 908 m.
El referente moderno de Chapultepec parte del año 1806 en que el Ayuntamiento de México adquiere los derechos sobre las construcciones de la cima del cerro, las cuales habían quedado abandonadas, saqueadas y dedicadas a cuartel militar.4 El 6 de julio de 1923 es inaugurado el Zoológico de Chapultepec teniendo como primer director al biólogo Alfonso Luis Herrera, quien quería recrear el zoológico de Moctezuma, el que había sido reseñado por Bernal Díaz del Castillo y destruido por Hernán Cortés. El plan original de Herrera era construir un zoológico que albergara especies nativas de México, pero la falta de presupuesto dejó por muchos años la idea inconclusa. Sus dos primeras especies fueron tres cachorros de león y dos bisontes americanos, para luego completarse con animales provenientes de Sonora, Veracruz y Campeche, además de otros ejemplares que se intercambiaron con países como India, Francia, Perú y Brasil.
En 1924 el zoológico tenía 243 animales y fue entonces cuando abrió su exposición al público. Este mismo biólogo inauguro el jardín botánico y varias veces sostuvo el zoológico por sus propios medios.
En 1843 se muda el Colegio Militar a las construcciones de la cima del cerro que para entonces servían como cuartel militar mismo que protegía las fuentes de agua del bosque, así es como el 11, 12 y 13 de septiembre de 1847 se dan varias batallas en las inmediaciones del cerro de Chapultepec de la Guerra Mexicana – Estadounidense, siendo las más conocidas la del Molino del Rey, la de Casamata al poniente del cerro y la toma del Colegio Militar, donde varias unidades como el Batallón Activo de San Blas y Cadetes del Colegio Militar se distinguen en las acciones, aunque la batalla del día 13 termino en las faldas de la ciudad de México, en la aduana de Belén ubicada en las confluencias de las actuales avenidas Chapultepec y Bucareli. Al parecer los cuerpos de los muertos provenientes de ambos ejércitos fueron enterrados por los estadounidenses en las planicies norte y poniente del cerro.
Terminada la guerra el Colegio Militar siguió funcionando hasta el inicio de la Guerra de Reforma en el cerro pero ya sin cuartel militar, es por esto que el bosque se deja semi abandonado, lo que genera una zona de refugio para los delincuentes que atacan a los viajeros que debían ir por el camino que provenía de Tacubaya y pasaba al oriente del cerro, por esta misma época se refuerzan las noticias sobre ataques de bestias salvajes en el bosque y las inmediaciones del mismo, sobre todo al poniente del bosque donde se inician las barrancas de la Sierra de las Cruces, las cuales provenían desde la época virreinal.
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